Resulta sorprendente ver a un joven de 21 años al volante de un camión de casi 50 años. Al fin y al cabo, el LP ya era un clásico cuando Lauritz Harms nació. Claro que, si se conoce a la familia, todo se entiende mucho mejor. El padre, Uwe, es un apasionado de los camiones históricos desde hace décadas, y Lauritz estaba ahí desde el principio. «Cuando iba de viaje, ponía el asiento infantil en el lado del acompañante», recuerda Uwe Harms.

Con 16 años, Lauritz quería restaurar su propio camión. Pero no un camión de su infancia, como el Actros de primera generación, sino un LP de los 70. Incluso antes de que Harms tuviera el carnet de conducir para turismos en el bolsillo, en el garaje de la familia ya había un LPS 2226 verde. En cuanto pudo, se sacó también el permiso de clase C. Ya antes había circulado con un vehículo tractor del padre. El 21 cumpleaños es casi como una liberación: por fin, Harms puede conducir sin restricciones también con semirremolque.

El LPS 2226 está casi irreconocible. El joven ha aprovechado el tiempo de espera hasta conseguir el permiso «bueno» para realizar una formación como mecánico de vehículos.

Y eso no es todo: Harms ha cambiado la cabina por la versión larga, incluyendo una cama. El fanático de los camiones intervino incluso en la pieza central. «Un mecánico de cajas de cambios tenía un OM 403 con solo 9.000 horas de servicio. Solo lo había usado para probar sus cambios». Entonces, el joven Harms transformó el 2226 en un 2232. Por supuesto, había que incluir las placas identificativas correctas. Para Lauritz Harms es muy importante que todo encaje con la estética original.